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Chau efectivo: VISA amplía su Monedero virtual a máquinas de comida, taxis y gastos menores a $ 100

En la lavandería de un lujoso edificio de viviendas del barrio porteño de Puerto Madero, los habitantes de los departamentos ya no abonan los servicios con monedas o billetes sino con una billetera electrónica.

Lo mismo ocurre con empleados de varias empresas cuando consumen en máquinas expendedoras de alimentos y bebidas. Antes debían penar por conseguir cambio exacto porque los equipos no entregan vuelto, pero ahora pagan con un sistema electrónico.

Una alternativa similar ofrecen unos 1.200 de las 36.000 taxis que tienen licencia en la Capital Federal, donde el pasajero puede cancelar el viaje sin necesidad de utilizar dinero.

Se trata de experiencias concretas con las cuales VISA quiere extender su plataforma de transacciones electrónicas Monedero, según explicó en diálogo con iProfesional Claudio Magi, gerente general de esta unidad de negocio local de la multinacional financiera.

En marzo de 2012, la empresa de las tarjetas de crédito y débito compró Monedero SA, el servicio electrónico focalizado en el segmento de “micro pagos” del grupo Roggio, para expandirse a las transacciones por montos menores a los $ 100 en kioscos, farmacias y cadenas de comida rápida, además de cines, teatros, autopistas, minimercados y estacionamientos.

La prestación está disponible en dos modalidades: una para pequeños consumos diarios, a través de un chip especial adosado al teléfono móvil, y otra con una cuenta virtual prepaga.

La interacción entre el celular y el POS se hace a través de una terminal especial y de una etiqueta (TAG) de identificación de radiofrecuencia (RFID) adosada al celular.

El sistema es diferente a NFC, una tecnología que está incluida en sistemas operativos y celulares que interactúan con terminales de pago sin necesidad de establecer un contacto.

Este método contempla recargas automáticas de $ 50 o $ 100, en caso que el crédito asociado al TAG se agote.

Magi destacó como atributos de esta tecnología la agilización de la experiencia de pago con montos exactos y el acceso por vía electrónica de beneficios y promociones.

Además, evita el manejo de efectivo y, en caso de robo del celular, se inhabilita el dispositivo luego de realizada la denuncia correspondiente.

¿Cómo funciona el sistema? Se adosa a la parte trasera del teléfono el TAG con el chip que se precarga a través de medios de pagos electrónicos, como tarjeta de crédito o débito.

Cuando se realiza la compra, el consumidor acerca el TAG al lector ubicado en el punto de venta, sin necesidad de firmar un cupón en el negocio.

La interacción es entre el chip y el local de venta, el teléfono sólo sirve de soporte para adosar la etiqueta, a diferencia del NFC, donde el sistema está incluido dentro del celular, vía software y hardware, junto a la tarjeta SIM.

Monedero, que en septiembre de 2013 regresó a ser medio de pago aceptado en la red de subterráneos de Buenos Aires, comenzó a tener una “demanda importante”, según Magi, por parte de empresas que administran y abastecen máquinas expendedoras de bebidas frías y calientes, golosinas y otros alimentos en oficinas.

Por la elevada inflación, los depósitos de dinero de estos equipos se completan rápidamente y obligan además a un retiro más frecuente de los caudales.

Para entrar en los sistemas de pago de estas máquinas, VISA desarrolló una plataforma de software y comunicación.

Magi estimó que el mercado de estos aparatos expendedores abarca sólo en Buenos Aires y sus alrededores unas 10.000 unidades.

El usuario puede ingresar a la web de Monedero (www.monedero.com.ar) y consultar allí el registro de transacciones de cada uno de los TAG registrados.

Cada operación demora unas 24 horas en aparecer en ese listado.

Desde diciembre de 2013, estas etiquetas son emitidas por una quincena de bancos, entre ellos el Galicia, Macro y Santander, cuando el cliente contrata una tarjeta de crédito VISA.

También ese mes se hizo una movida de marketing en vía pública por la cual se acercaron a las promotoras unas 50.000 personas que se llevaron su TAG.

Otro de los segmentos que investiga Magi es el de los viajes eventuales en camionetas o combis en el área de Buenos Aires, que comprende a unas 150.000 personas mensuales.

VISA negocia la introducción de la billetera electrónica en las lavanderías de los edificios. Por ejemplo, la empresa Lava Ya tiene sus máquinas lavadoras en unos 900 consorcios.

La prueba se hace en un edificio lujoso de departamentos pequeños en Puerto Madero, donde se le dio a cada consorcista un TAG para abonar cuando lava la ropa. El 70 % de los vecinos de la torre ya adoptaron el sistema electrónico.

Tarjetas físicas

El otro servicio lanzado por VISA es una cuenta virtual prepaga que se recarga con medios de pago electrónico, como tarjeta de crédito o débito.

Permite operar a través de una aplicación móvil o desde la web para realizar transacciones móviles y comercio virtual.

Esta modalidad ofrece la posibilidad de efectuar compras en comercios, como solicitar comida a domicilio o un taxi, transferencia de dinero entre personas (por ejemplo, un comensal paga por todos los participantes de una cena y el resto le transfiere su importe por este medio), y abonar servicios prepagos como la luz, agua y gas, utilizando el celular y los pagos por Internet.

Entre los usuarios de este formato están la red de gimnasios Megatlon y los clubes River Plate y Vélez Sarsfield.

Monedero dispone además de una masa de clientes interesante en Neuquén.

En la capital patagónica este sistema es el único medio de pago habilitado en los colectivos, y es utilizado por unas 200 mil personas.

En total, sumando los plásticos y los TAG, unas 400.000 personas utilizarán la plataforma Monedero en la Argentina.

Las principales barreras para el crecimiento de esta tecnología son, según Magi, culturales y generacionales.

Por ello, apuntan a generaciones de personas de entre 18 y 45 años, usuarios intensivos de servicios y productos electrónicos.

También existe una traba legal por la cual no se les pueden otorgar estos medios de cancelación a menores de 14 años, y para el caso de los jóvenes de entre 14 y 18, deben tener una autorización de uno de los padres o tutor.

Fuente: iProfesional